The Corner of Oblivion - El rincón del olvido

The Corner of Oblivion

Once upon a time, there was a corner that, according to itself, everyone ignored. Thus, its existence unfolded in the most absolute solitude. It did not miss anyone’s company, for it had never known anyone until then, and so it lived happily.

One day, by accident, someone happened to end up in the corner, and after examining it with disdain, prepared to leave.

The corner grew frightened upon seeing someone there and, before that someone could walk away, it asked: Who are you? And how did you get here?

The someone tried to explain what had happened, but their throat refused to emit any sound, because, among other things, they remembered nothing — and they too grew afraid.

It was then that, providentially, another stranger dropped into the corner.

— Listen. I am the guardian of the room. This happens every day. And every day I must explain it.

You are the Corner of Oblivion. And here come the souls who, because of their actions, must forget in order to continue their path. And you, “someone,” have just let your mother die without your help. She told you, when you were a child, about the Corner of Oblivion, and she said that in the worst moments of your life you should come here to bury your guilt. In spite of my efforts to explain all this, when I leave the corner, you will both forget it all again.

El rincón del olvido

Había una vez un rincón, al que según él, todo el mundo ignoraba. De manera que su existencia transcurría en la más absoluta soledad. No echaba de menos la compañía de nadie porque a nadie había conocido hasta entonces, y así vivía feliz.
Cierto día alguien por descuido fue a parar al rincón, y después de examinarlo con desdén se dispuso a abandonarlo.
El rincón se asustó al ver a alguien allí y, antes de que este alguien pudiera salir, le preguntó: ¿quién eres? y ¿cómo has llegado hasta aquí?
Alguien se dispuso a explicar lo ocurrido, pero su garganta se negaba a emitir ningún sonido, porque, entre otras cosas, no recordaba nada, y también se asustó.
Fue entonces cuando providencialmente se dejó caer por el rincón otro desconocido.
- A ver. Soy el vigilante de la habitación. Todos los días ocurre lo mismo. Y todos los días tengo que explicarlo.
Tú eres el rincón del olvido. Y aquí vienen a parar las almas que por sus acciones tienen que olvidar para continuar su camino. Y tú, alguien, acabas de dejar que tu madre muriera sin tu socorro. Ella te habló, cuando eras pequeño, del rincón del olvido, y te dijo que en los peores momentos de tu vida vinieras para enterrar tus culpas. A pesar de mis esfuerzos por explicar todo esto, cuando yo salga del rincón, volvereis a olvidarlo todo.