Thursday, January 11, 2018

The Gondola - La góndola

The gondola

He was born in a gondola. The same gondola that witnessed the most important moments of his existence, the same gondola that continues to give him life every day.
The gondola was made of wood worked in the workshops of master Rossi, his father's brother. It had been the most important thing for his family. And with that respect he treats it like the most precious treasure. Every morning, when he arrives at the Grand Canal, where it waits for him as his faithful lover, he caresses it and turns to it as if the elegant boat had a spirit that understands his words.
He had dreamed of a future with his wife and son in Venice. But life is a succession of mirages. He had imagined the future with the thoughts of that present and when he arrived there, there was nothing about he had been imagined. It had all been a chimera, an exercise in stupidity. That is why, when he met the reality of the future that he had thought about, he was not accompanied by the characters that populated the scenes he loved in his ideals. His son preferred to live in Rome and his wife had abandoned him. So he lived alone in Venice. Alone with his gondola.
One morning, when he was checking the wood on the gondola floor, he found a ring. In an oversight, he stumbled and the ring fell into the water. Intrigued by that ring, he jumped into the water to rescue it. When diving he expected to find the bottom very close but, surprisingly, although he went down swimming looking for the ground, he could not see it, it seemed to be at an infinite depth. Then he noticed under the water, first very vaguely and then in much more detail, a procession of hooded monks carrying a coffin.
And he saw the ring going into the coffin.
Overwhelmed by that spectacle he tried to swim toward the surface, but something was preventing him from doing so. He looked down and realized that from the open coffin, the hand of a beautiful woman had thrown a net that, hooked to his feet, prevented him from ascending. She had used the ring as a decoy to take him to the depths.
Desperate he thought of his gondola. The only thing he had.
And the gondola wanted to rescue him. And the waters were opened and the gondola went down to him. He went up to the gondola, and as it went up, the waters closed. And they made it to the surface.
“All this can only be a dream.” He thought.



La góndola

Él nació en una góndola. La misma góndola que fue testigo de los momentos más importantes de su existencia, la misma góndola que le sigue dando vida día a día.
La góndola estaba hecha con maderas trabajadas en los talleres del maestro Rossi, hermano de su padre. Había sido lo más importante para su familia. Y con ese respeto la trata, como el tesoro más preciado. Todas las mañanas, cuando llega al Gran Canal, donde le espera como su fiel amante, la acaricia y se dirige a ella como si la elegante embarcación tuviera un espíritu que comprendiera sus palabras.
Había soñado un futuro con su esposa y su hijo en Venecia. Pero la vida es una sucesión de espejismos. Había imaginado el futuro con los pensamientos de aquel presente y cuando llegó allí no había nada de lo que esperaba. Todo había sido una quimera, un ejercicio de estupidez. Por eso, cuando se encontró con la realidad del futuro que había pensado, no le acompañaban los personajes que en sus idearios poblaban los escenarios que él amaba. Su hijo prefirió vivir en Roma y su mujer le había abandonado. Así que vivía solo en Venecia. Solo con su góndola.
Una mañana, al revisar las maderas del suelo de la góndola encontró un anillo. En un descuido, tropezó y el anillo cayó al agua. Intrigado por aquel anillo, se lanzó al agua para rescatarlo. Cuando se zambulló esperaba encontrar el fondo muy cerca pero, sorprendentemente, aunque descendía buscando el suelo, no conseguía verlo, parecía estar a una profundidad infinita. Entonces se percató bajo las aguas, primero muy vagamente y luego con mucho más detalle, de una procesión de monjes encapuchados que transportaban un ataúd.
Y vio el anillo introduciéndose en el ataúd.
Sobrecogido por aquel espectáculo intentó nadar hacia la superficie, pero algo le impedía hacerlo. Miró hacia abajo y se dio cuenta que desde el ataúd abierto, la mano de una hermosa mujer había lanzado una red que, enganchada a sus pies, le impedía ascender. Había utilizado el anillo como señuelo para llevarlo a las profundidades.
Desesperado pensó en su góndola. Lo único que tenía.
Y la góndola quiso rescatarlo. Y se abrieron las aguas y la góndola descendió hasta donde él estaba. Subió a la góndola y a medida que ésta ascendía, se cerraban las aguas. Y llegaron a la superficie.
Todo esto no puede ser mas que un sueño. Pensó.