Wednesday, July 20, 2016

Africa - 非洲 - Африка

Africa. Infinite. Elusive. The beginning and the end of everything. Guilt, abandonment, whenever I am forced to leave. My home is already in other lands, on another continent; my soul remains here, tears in two every time, I have to say goodbye, defeated. Far, foreign cultures, car noise, daily effort to survive, intricate paths that move to build today and secure tomorrow.
Africa are my parents, my family, red sunsets, starry nights hanging. It is the perpetuation of life, the eternal return to origins.
As a child, during an evening walk with my father, I asked if I could live my whole life there, where I was born. Where I received so much love every day. My father made a gesture of doubt said, “God will it so."
My children were not born in Africa, have not lived Africa; they are a weak link between tradition and the new, the unknown, our new home. I was unable to give them this one vital necessity, the experiences I was fortunate enough to have as a child.
It has not been possible. They have lived in another world, another reality, incomprehensible to me.
Unaware of this other reality, yesterday I received news that one of my sons died in an attack. He was part of the terrorist cell that descended upon Parliament. This is the terrible reward for so much effort and dedication. My beloved Africa.

África

África, infinita, inasible, principio y fin de todo. Sentimiento de culpa, de abandono, cada vez que me veo obligado a partir. Mi hogar ya está en otras tierras, en otro continente; mi alma permanece aquí, y se desgarra cada vez que, derrotado, tengo que decir adiós. Lejos, culturas ajenas, ruido de coches,  afán diario por sobrevivir, intrincados caminos por los que transitar para construir el hoy y asegurar el mañana.
África son, mis padres, mi familia, los atardeceres rojos, las noches colgadas de estrellas. Es la perpetuación de la vida,  el eterno retorno a los orígenes.
Cuando era niño, durante un paseo nocturno con mi padre le pregunté si podría vivir toda mi vida allí, donde nací y donde recibía tanto amor cada día. Mi padre hizo un gesto de duda y me contestó ‘Dios quiera que así sea’.
Mis hijos no han nacido en África, no han vivido África, son el frágil eslabón entre la tradición y lo nuevo, lo desconocido. Desvelos, preocupaciones, y una necesidad vital de que hubieran vivido lo que yo he tenido la suerte de experimentar desde que era un niño. No ha sido posible. Han vivido otro mundo, otra realidad incomprensible para mí.
Ignorante de esta otra realidad, ayer recibí la noticia de que uno de mis hijos murió en un atentado. Formaba parte de la célula terrorista que atacó el Parlamento. Esta es la terrible recompensa por tanto esfuerzo y dedicación. Mi amada África.