Wednesday, September 14, 2016

El destino

Se reunió con su jefe en una cafetería. Le entregó una carta que sacó del bolso y se marchó. Su jefe leyó la carta y se dirigió al baño.
Al día siguiente, la policía se presentó para llevarla a comisaría y someterla a interrogación. A su jefe lo habían encontrado muerto en la cafetería, y en sus manos tenía una carta en la que se leía:

‘Estamos muy cerca del final: 3X4≠12.’

Y claramente se distinguía en la firma el nombre de Lorena.

San Frutos, el inspector de policía le hizo la siguiente pregunta:
-¿Es suya esta firma?
Ella contestó afirmativamente.
-¿Me puede decir qué significa que tres por cuatro sea distinto de doce?
-Ernesto  me envió una carta hace dos semana. En la carta, acompañada por un plano, me decía que iba a dejar a su esposa para casarse conmigo, y que en tres días (3), en el hotel marcado con una X sobre el plano, nos veríamos en la habitación número 4. Yo tenía que facilitar un nombre falso (≠) en el hotel y debía estar allí a las 12 del mediodía. Él terminaba su carta resumiendo todo con esa fórmula.
En la carta que le entregué en la cafetería no hice más que repetir la fórmula, y con ella le quería indicar que seguiríamos con el plan.
-¿Qué ocurrió después de que usted leyera la carta?
-Seguí sus instrucciones, y quien allí me estaba esperando en el hotel era su esposa. Me dirigió una mirada despectiva y me dijo: ‘Querida furcia, nunca pensé que fueras tan vulgar. Liarte con un depravado ha sido la peor cosa que has hecho en tu vida y la última, porque te juro que voy a acabar con los dos.’ Él me llamó desesperado para explicarme que su esposa había visto la carta sin que él se diera cuenta de ello, y perpetró un accidente, haciendo que Ernesto se cayera por las escaleras sin mayores consecuencias, pero evitando así que se reuniera conmigo.
-¿Conserva esa carta?
-No, me deshice de ella.
-Está bien. Puede marcharse. Pero necesito que esté disponible por si la tenemos que llamarla.
A Ernesto le encontraron en uno de sus bolsillos una pequeña libreta que parecía ser un diario. Anotaciones de números de teléfono, palabras sueltas que parecían responder a un sistema de claves y referencias a  contactos, entre otras cosas. Una anotación le llamó la atención al inspector. En el día en que murió, había escrito 3X4≠12 y a continuación un número de teléfono.
La misma noche del día en que murió Ernesto encontraron a su mujer apuñalada en su casa. Obviamente el sospechoso no podía ser su marido ya que había muerto horas antes. Según el forense, fue asesinada esa misma noche y al menos tres personas habían participado en el asesinato, entre otros indicios debido a la disposición de las heridas y a las distintas marcas dejadas por cada una de las armas empleadas en el crimen.
El inspector volvió a citar a Lorena en comisaría.
-Le informo de la muerte de la esposa de su amante.
Lorena se sorprendió pero no dijo nada.
-Sabemos que usted sabe que en la noche del día en que murió su amante, a las doce, fue asesinada por tres individuos. Lo que hizo usted al entregarle la carta a su amante, fue darle las instrucciones para llevar a cabo el asesinato de su esposa. Lo que usted no sabía era que ella ya lo había envenenado, justo antes de que quedara con usted en la cafetería. Un veneno que surte efecto horas después de ser ingerido. Su amante no sabía que iba a morir horas más tarde, y su mujer no sabía que iba a ser asesinada esa misma noche.
-El número de teléfono que Ernesto había anotado en su agenda era el del grupo de asesinos que acabaron con la vida de su esposa y que usted previamente le había facilitado a su amante.
-En realidad la clave de la fórmula no tiene nada que ver con la que usted confesó en su momento. Lo que usted hizo al entregarle la carta a su amante fue informarle del plan para deshacerse de su esposa. Tres hombres (3) se cruzarán (X) con ella cuando vuelva a casa en el cuarto piso (4) y la asesinarán (≠) en el número doce (12) de su calle.
-En cuanto a su encuentro con la mujer de su amante, fue usted la que la llamó para quedar con ella y para que hubiera testigos de su amenaza, por si les ocurría algo.
La acuso formalmente del asesinato de la esposa de su amante.

Lorena agachó la cabeza y no dijo nada.