De quesos y ratones
Charlie, el ratón, se levantó esa mañana con ganas de comer
queso. Salió con sigilo de su escondite y, tomando precauciones, llegó a la
cocina. Estaba desierta y pensó ¡Hmm qué maravilla!
No sin dificultad, pudo escalar hasta la alacena donde
esperaba encontrar un sabroso queso gruyere. Pero lo que vieron sus ojos fue un
frutero lleno de manzanas.
Cuando las manzanas vieron al ratón, aunque sabían que era
inofensivo, se sobresaltaron un poco:
-¿Dónde va usted Charlie?
El ratón, de forma muy educada les respondió:
-Buenos días. Me preguntaba si ustedes sabrían dónde está el
señor Gruyere. He quedado con él para tomar un café.
A través de la ventana de la cocina se podía disfrutar de la
majestuosa figura de un enorme cedro. Al mismo tiempo que el ratón conversaba
con las manzanas, observaba la figura que se movía a lo largo de una de las
ramas del árbol, y no podía creer lo que estaba viendo. Se trataba de su mujer
que, nerviosa, subía y bajaba por la rama como si buscara algo o a alguien.
Momentáneamente, Charlie perdió la concentración en su
conversación con las manzanas y se dirigió a la ventana para intentar llamar la
atención de su mujer. Pero la sorpresa fue mayúscula cuando vio aparecer a un
ratón desconocido y abrazar a su esposa.
Las manzanas, testigos mudos del suceso, lo miraban tristes.
Alguien les había confesado que todo había sido orquestado por el queso, que
sabiendo que la intención del ratón no era precisamente la de tomar café con
él, convenció a un amigo suyo y a la mujer de Charlie para simular una ‘secreta’
infidelidad.
Pero lo que empezó como un simulacro se convirtió en una realidad
y Charlie se quedó sin pareja y sin probar el queso.
Moraleja: nunca
menosprecies a una presa, no dejes de observar para poderte salvar.
Charlie,
the mouse, got up that morning wanting to eat cheese. He got out stealthly out
of hiding place and having taken precautions got reached the kitchen. It
was deserted and he thought, Hmm, how wonderful!
Not without
difficulty, he has managed to climb to the cupboard where he hoped to find a tasty
gruyere cheese. But what his eyes saw was a fruit bowl full of apples.
When the
apples saw the mouse, even though they knew it was harmless, they jumped a
little:
"Where
are you going, Charlie?"
The mouse,
very politely answered them:
"Good
morning. I was wondering if you would know where Mr. Gruyere is. I have a
pending appointment with him for coffee."
Through the
kitchen you can enjoy the majestic figure of a huge cedar. At the same time
that the mouse was talking to the apples, he watched a figure moving along one
of the branches of the tree, and he could not believe what he was seeing. She
was his wife who, nervous, went up and down the branch as if looking for
something or someone.
Momentarily,
Charlie lost concentration on his conversation with the apples and headed to
the window to try to get his wife's attention. But the surprise was great when
he saw an unknown mouse appear and hug his wife.
Apples,
dumb witnesses of the event, looked at him sadly. Someone confessed them that
everything had been orchestrated by the cheese, that knowing that the mouse's
intention was not to drink coffee with him, convinced a friend of Gruyere and
the woman of Charlie to simulate a 'secret' infidelity.
But what
began as a simulacrum became reality and Charlie was left without a partner and
without trying the cheese.
Moral:
Never despise a prey, do not stop observing in order to save you.