My Machine
and I
From a few
days ago my machine carelessly wander through the spaces of my mind and through
the rooms of my house. There is no loophole left to hide myself. Until
recently, my machine did all the work, only turning to me when it ran into some
insurmountable concept or problem, which happened a couple of times a year at
most. It was in charge of giving the appropriate orders to all the electrical
appliances, so that she kept the house clean, and the menus it cooked were
exceptional. She took care of my rest, answered the calls from the office,
filled out the income statement and kept track of expenses in general. Needless
to say, it also did my office job, through teleworking.
A few days
ago, as I said, my machine started behaving strangely. And I think it was as a
result of a visit from a girl friend whom I invited to eat and with whom it
behaved exquisitely. However, immediately after my guest left, the machine
started doing strange things.
I called
the seller and explained the case to him. He told me that other users had
encountered the same problem. They had precisely bought their machines in the
city of Kroben. When the seller contacted the manufacturer, the manufacturer
told him that it was a limited series of machines that he had developed the
sense of jealousy. They had discovered that after exactly thirty-two days, and
if no other event occurred that caused them to experience jealousy, their
functioning returned to normal.
That answer
reassured me. To avoid another similar episode, I called my girl friend to meet
at her house for dinner.
Mi máquina y yo
Hace unos días que mi máquina se pasea despreocupadamente
por los espacios de mi mente y por las habitaciones de mi casa. No queda ningún
resquicio donde esconderme. Hasta hace poco, mi máquina hacía todo el trabajo,
y solo se dirigía a mí cuando se encontraba con algún concepto o problema
insalvable, cosa que ocurría como máximo un par de veces al año. Ella se
encargaba de dar las órdenes oportunas a todos los electrodomésticos, de manera
que mantenía la casa limpia, y los menús eran excepcionales. Cuidaba de mi
descanso, atendía las llamadas de la oficina, cumplimentaba la declaración de
la renta y hacía un seguimiento de los gastos en general. Ni que decir tiene,
que también hacía mi trabajo, o teletrabajo.
Hace unos días, como ya he dicho, mi máquina se empezó a comportar
de forma extraña. Y creo que fue a consecuencia de la visita de una amiga a la que
invité a comer y con la que se comportó de forma exquisita. Sin embargo,
inmediatamente después de marcharse mi invitada, la máquina empezó a hacer
cosas extrañas.
Llamé al vendedor y le expuse el caso. Me confesó que otros
usuarios se habían encontrado con el mismo problema. Precisamente habían
comprado sus máquinas en la ciudad de Kroben. Cuando el vendedor se puso en contacto
con el fabricante, éste le indicó que era una serie de máquinas que había desarrollado
el sentido de los celos. Habían descubierto que pasados exactamente treinta y
dos dias, y si no se producía otro hecho que les hiciera experimentar los
celos, su funcionamiento volvía a ser
normal.
Aquella respuesta me tranquilizó. Para evitar otro episodio
parecido, llamé a mi amiga para quedar en su casa a cenar.