El maestro
Cuando era niño soñaba con los héroes de sus videojuegos. A
veces se imaginaba protagonizando una batalla épica en la que lo malo era
definitivamente derrotado. Pero sentía que de alguna manera, su percepción era
distinta a la de los otros.
Creció en un espacio y tiempo paralelos y diferentes a los
que se manifestaban a su alrededor. La realidad en la que él vivía era otra.
Pero a pesar de ‘su peculiaridad’, construía sus recursos con ladrillos que le
permitían tender puentes con la realidad de los demás. Ladrillos flexibles,
elásticos, adhesivos, dulces, multicolores y… vivos. Perfectos arquetipos del
origen del Universo.
Recuerda la primera vez que los vio. Estaba en casa, en su
hora contemplativa, cuando ellos le hablaron y le dijeron que estaban allí para
salvarlo. Le confesaron que cada ladrillo se iba a ocupar de un aspecto
concreto de ‘su realidad’ para poder comunicarse con el mismo aspecto de la
realidad de los otros. Por ejemplo, el aspecto sentimiento, con sus perfiles,
sombras, fobias y filias, lo manejaba un ladrillo abundante, dulce y bonachón
que al extrudir el sentimiento, conseguía crear un ‘sentimiento puro’ que podía
entenderse con el sentimiento de los demás y crear nuevos lazos. Y así con cada
detalle del mundo.
Ahora, nuestro protagonista se encuentra al final del
recorrido de su vida y, como Maestro de la Orden de la Luz, tiene que ofrecer
su legado a los nuevos adeptos de la Orden. Detrás de él, mudos y expectantes le
acompañan los ladrillos. Con un tono solemne, se dirige a los adeptos y les
explica que los ladrillos son el futuro y la luz del mundo, y que cambiarán la
faz de la tierra porque hacen que se entiendan las personas a todos los niveles.
Ese es el milagro más importante para la humanidad.
The Master
When he was
a child, dreamed about the heroes of his videogames. Sometimes imagined
starring in an epic battle in which the bad was definitely defeated. But he
felt that in a way, his world perception was different from that of others.
He grew up
in a space and time that were parallel and different from those that manifested
around him. The reality in which he lived was a different one. But in spite of
'his peculiarity', he built its resources with bricks that allowed him to build
bridges with the reality of others. Flexible bricks, elastic, adhesive, sweet,
multicolored and ... alive. Perfect archetypes of the origin of the Universe.
He
remembers the first time he saw them. He was at home, in his contemplative
hour, when they talked to him to say that were there to save him. They
confessed him that each brick was going to deal with every specific aspect of
'his reality' in order to communicate with the same aspect of the reality of
others. For example, the feeling aspect, with its profiles, shadows, phobias
and philias, was handled by an abundant, sweet and good-natured brick that, by
extruding the feeling, managed to create a "pure feeling" that could
be understood by the feeling of others and create new bonds. And so with every
detail of the world.
Now, our
protagonist is at the end of his life's journey and, like the Master of the
Order of Light, he must offer his legacy to the new adepts of the Order. Behind
him, silent and expectant, the bricks accompany him. With a solemn tone, he
address to the adepts and explains that the bricks are the future and the light
of the world, and that they will change the face of the earth because they make
people understand at all levels. That is the most important miracle for mankind.