The ring
I'd never
been able to go down to the basement alone. I was afraid of it.
I had just
turned nine years old when, on a cold, rainy and sad winter morning, I was
awakened by strange noises coming from the basement. I was home alone. From
bed, I concentrated as hard as I could to identify them. I've never heard
anything like it. Then, over the years, I could try to describe them as if
someone with their fingernails or the claws of an animal would be scratching a
door.
That
strange experience lasted only a few minutes. I didn't leave the bedroom until
my father came home at noon. My mother had died a year earlier. As he known I
was fearful, I didn't tell him anything about what had happened to me, but from
that day on I tried not to stay home alone.
Forty years
have passed and today I return to my parents' house, which I inherited from my
recently deceased father. I have left the country where I have been living for
many years and I intend to live in this house forever.
With a
certain apprehension I slipped the key into the lock and entered the hall.
Everything was as I remembered it. Fleetingly, I thought of the basement.
That night
I slept soundly. When I woke up, I remembered perfectly the dream I had had. A
feminine voice, with no face, she told me:
"When
you wake up, you must go down to the basement and free me from oblivion. I was
your father's mistress. He gagged me, tied my hands behind my back with bridles
and introduced me upside down into the old trunk. I could only try to scratch
the inner surface of the trunk for someone to help me. My death came soon.
"
"The
police will find in the annular bone of my right hand a ring with the
inscriptions of our names, mine and your father's names. I don't know why he
killed me."
Several
days later, and after the police closed the case, I left the house to never
come back.
El anillo
Nunca había sido capaz de bajar al sótano solo. Me daba
miedo.
Acababa de cumplir nueve años cuando, en una mañana de
invierno, fría, lluviosa y triste, me despertaron extraños ruidos procedentes
del sótano. Estaba solo en casa. Desde la cama, me concentré todo lo que pude
para poder identificarlos. Nunca había oído nada parecido. Después, con los
años, podría intentar describirlos como alguien con sus uñas o las garras de
algún animal estuvieran arañando una puerta.
Esa extraña experiencia duró apenas unos minutos. Yo no salí
del dormitorio hasta que mi padre volvió a casa al mediodía. Mi madre había
muerto un año antes. Como tenía fama de miedoso, no le conté nada de lo que me
había ocurrido, pero desde aquel día procuraba no quedarme solo en casa.
Han pasado cuarenta años y hoy vuelvo a la casa de mis
padres, que heredé de mi padre fallecido recientemente. He dejado el país donde
vivía desde hace muchos años y tengo el propósito de vivir en esta casa para
siempre.
Con cierta aprehensión introduje la llave en la cerradura y
entré en el recibidor. Todo estaba como yo lo recordaba. Fugazmente, pensé en
el sótano.
Esa noche dormí profundamente. Cuando desperté recordaba
perfectamente el sueño que había tenido. Una voz femenina, sin rostro, me decía:
-Cuando despiertes debes bajar al sótano y liberarme del
olvido. Era la amante de tu padre. Él me amordazó, me ató con bridas las manos
a la espalda y me introdujo boca abajo en el viejo arcón. Yo solo podía intentar
arañar la superficie interior de la cubierta para que alguien me socorriera. Mi
muerte se produjo pronto.
-La policía encontrará en el hueso anular de mi mano derecha
un anillo con las inscripciones de nuestros nombres, el mío y el de tu padre.
No sé por qué me asesinó.
Varios días más tarde, y después de que la policía cerrara
el caso, abandoné la casa para no volver jamás.