Purgatory and Nothingness
Two soulmates were planning how to escape together from purgatory. They observed that every day during the change of guard of the couple formed by the angel and the devil who guarded the great exit doors, that the doors, awake almost twenty-four hours, fell asleep for a minute, until the new pair of guards appeared. They dressed in their best clothes and with the greatest stealth they crossed the space that separated purgatory from nothingness. When they fell into nothingness they did not know what to do and tried to return to purgatory. Impossible! The doors no longer existed. Then the nothingness asked them about the feelings that united them. One of the souls blushed. Nothingness got as close as it could to the other soul. It gave off so much light that nothing dared to touch it, and nothingness was surprised that a soul that had just escaped from purgatory was so extraordinarily bright. The verb escape is not a kind word and leaves a trail of questions and sadness. So nothingness went its way. The nothingness was the owner of the space, so as the nothingness moved away, the space was consuming and narrowing, narrowing, so that the souls could no longer be there. And suddenly they were expelled and took refuge in the little bodies of two newborns, who in time would be the happiest lovers of eternity.
El purgatorio y la nada
Dos almas gemelas estuvieron planeando cómo escapar juntas
del purgatorio. Observaron que durante el relevo de guardia de la pareja
formada por el ángel y el demonio que custodiaban las grandes puertas de
salida, que las puertas, despiertas casi las veinticuatro horas, se dormían
durante un minuto, hasta que aparecía la nueva pareja de guardias. Se vistieron
con sus mejores ropas y con el mayor sigilo atravesaron el espacio que separaba
el purgatorio de la nada. Cuando cayeron en la nada no sabían qué hacer y
trataron de volver al purgatorio. ¡Imposible! Las puertas ya no existían. Entonces
la nada les preguntó por los sentimientos que las unían. Una de las almas se
ruborizó. La nada se acercó todo lo que pudo a la otra alma. Despedía tanta luz
que la nada no se atrevía a tocarla, y se extrañó que de que un alma que acaba
de escapar del purgatorio fuera tan extraordinariamente brillante. El verbo
escapar no es no es una palabra amable y
deja un rastro de preguntas y de tristeza. Así que la nada siguió su camino. La
nada era la dueña del espacio, así que medida que la nada se alejaba, el
espacio se fue consumiendo y estrechándose, estrechándose, de modo que ya no
podían estar allí. Y de pronto se vieron expulsadas y se refugiaron en los
cuerpecitos de dos recién nacidos, que con el tiempo serían los amantes más
dichosos de la eternidad.