Friday, September 10, 2021

Sparrow - Gorrión

 

Sparrow

The other day a sparrow came to visit me. He surprised me because these little beings always keep their distance. However, he settled on my shoulder and with his beak seemed to want to tell me something. Without making a sound, he would open his beak wide and his eyes fixed on mine with an inquisitive and pleading look. After a moment, the sparrow took off and flew out the window.

That was the prelude to sporadic encounters that took place over several days. The sparrow repeated the same actions every time he came to visit me, and sometimes his trills brightened up my eternal sad moments.

But one day that look shone in a special way. The reason was two small tears that left his eyes. The sparrow lowered his head, following with his eyes how those tears fell until they collided with the palm of my hand. Then he looked at me with an eternal gaze and left.

I never received a visit from him again until a long time later he came to say goodbye. He perched on my bedroom window sill. He sang sweet and sad trills, because he knew it was the moment of my death.

 

Gorrión

El otro día vino a visitarme un gorrión. Me extrañó porque estos pequeños seres siempre se mantienen a distancia. Sin embargo éste se posó en mi hombro y con su pico parecía querer decirme algo. Sin emitir ningún sonido, abría el pico desmesuradamente y sus ojos se fijaban en los míos con una mirada inquisitiva y suplicante. Después de un instante, el gorrión alzó el vuelo y se marchó por la ventana.

Ese fue el preludio de encuentros esporádicos que se sucedieron durante varios días. El gorrión repetía las mismas acciones cada vez que venía a visitarme y, a veces, sus trinos alegraban mis eternos momentos tristes.

Pero un día aquella mirada brillaba de una forma especial. El motivo eran dos pequeñas lágrimas que abandonaron sus ojos. El gorrión bajó su cabecita siguiendo con la mirada cómo caían aquellas lágrimas hasta chocar con la palma de mi mano. Luego me miró con una mirada eterna y se marchó.

Nunca volví a recibir su visita hasta que mucho tiempo después vino a despedirse. Se posó en el alfeizar de la ventana de mi dormitorio. Cantó con unos trinos dulces y tristes, porque él sabía que era el momento de mi muerte.