Sparrow
The other day a sparrow came to visit me. He surprised me
because these little beings always keep their distance. However, he settled on
my shoulder and with his beak seemed to want to tell me something. Without
making a sound, he would open his beak wide and his eyes fixed on mine with an
inquisitive and pleading look. After a moment, the sparrow took off and flew
out the window.
That was the prelude to sporadic encounters that took place
over several days. The sparrow repeated the same actions every time he came to
visit me, and sometimes his trills brightened up my eternal sad moments.
But one day that look shone in a special way. The reason was
two small tears that left his eyes. The sparrow lowered his head, following
with his eyes how those tears fell until they collided with the palm of my
hand. Then he looked at me with an eternal gaze and left.
I never received a visit from him again until a long time
later he came to say goodbye. He perched on my bedroom window sill. He sang
sweet and sad trills, because he knew it was the moment of my death.
Gorrión
El otro día vino a visitarme un gorrión. Me extrañó porque
estos pequeños seres siempre se mantienen a distancia. Sin embargo éste se posó
en mi hombro y con su pico parecía querer decirme algo. Sin emitir ningún
sonido, abría el pico desmesuradamente y sus ojos se fijaban en los míos con
una mirada inquisitiva y suplicante. Después de un instante, el gorrión alzó el
vuelo y se marchó por la ventana.
Ese fue el preludio de encuentros esporádicos que se
sucedieron durante varios días. El gorrión repetía las mismas acciones cada vez
que venía a visitarme y, a veces, sus trinos alegraban mis eternos momentos
tristes.
Pero un día aquella mirada brillaba de una forma especial. El
motivo eran dos pequeñas lágrimas que abandonaron sus ojos. El gorrión bajó su
cabecita siguiendo con la mirada cómo caían aquellas lágrimas hasta chocar con
la palma de mi mano. Luego me miró con una mirada eterna y se marchó.
Nunca volví a recibir su visita hasta que mucho tiempo
después vino a despedirse. Se posó en el alfeizar de la ventana de mi
dormitorio. Cantó con unos trinos dulces y tristes, porque él sabía que era el
momento de mi muerte.