The Cranes
The cranes
have returned early this year to the lake house.
Often I
refuge here from the irretrievably inhumane life of the city, and also to
remember my son who disappeared in the lake a few months ago. Despite the
efforts of the search, I was unable to find his body.
That morning,
one of the cranes approached me, without any modesty, a few meters from the
cabin, stared at me and started to growl, with a very high-pitched sound that
modulated until it went out. It was like he was asking or begging for
something.
The next
day, several of them surrounded the house and it seemed as if they were
following the instructions of the crane that had visited me the day before. One
of them, stretching her long neck, dared to stick her head through one of the
windows.
At night,
when I was already in bed reading the Twilight flash fiction
https://minutorelatos.blogspot.com/ on my tablet, I heard a kind of sobbing. I
got up stealthily, and with a flashlight searched for the origin of that
half-human sound. My surprise was all the more surprising when the light from
the flashlight showed me a baby crane in a corner looking at me with frightened
eyes. I went back to my bed and fell sound asleep.
Very early
in the morning I heard the cranes growl. They seemed to be demanding my
attention. When I went out with the baby and left it on the ground, there was a
big stir and the cranes, with their deafening songs, seemed to thank me for
giving them back their little girl. Then the crane that visited me that day
shook her neck. Something was glowing in her beak. Intrigued, I approached her
and discovered that she was wearing a medal... my son's medal.
The emotion
didn't let me think clearly. The crane kept looking away from me, and seemed to
want to tell me to follow her. I went to the pier and started the motorboat
engine. The crane took flight and I followed her across the lake. In one of the
remote, hard-to-reach places, the bird landed on the branch of a tree. Nearby,
underneath, in the water, was my son's body.
Las grullas
Las grullas han regresado pronto este año a la casa del
lago.
A menudo me refugio aquí de la vida irremediablemente
inhumana de la ciudad, y también para recordar a mi hijo que desapareció en el
lago hace unos meses. A pesar de los esfuerzos de la búsqueda, no he podido
encontrar su cuerpo.
Esa mañana, una de las grullas se acercó, sin ningún pudor,
a unos metros de la cabaña, me miró fijamente y empezó a gruir, con un sonido muy agudo que fue modulando hasta apagarse. Era
como si estuviera pidiendo o suplicando algo.
Al día siguiente, varias de ellas rodearon la casa y daba la
sensación de que obedecían las indicaciones de la grulla que me había visitado
el día anterior. Una de ellas, estirando su largo cuello, se atrevió a meter la
cabeza por una de las ventanas.
Por la noche, cuando estaba ya en la cama leyendo los micro relatos
de Crepúsculo https://minutorelatos.blogspot.com/
en mi tableta, oí una especie de sollozo. Me levanté con sigilo, y con una
linterna busqué el origen de aquel
sonido medio humano. Mi sorpresa fue mayúscula cuando la luz de la linterna me
mostró en un rincón a una cría de grulla que me miraba con ojos asustados.
Volví a mi cama y me quedé profundamente dormido.
Muy temprano oí el gruir de las grullas. Parecía que
reclamaban mi atención. Cuando salí con la cría y la dejé en el suelo, hubo un
gran revuelo y las grullas, con sus ensordecedores cantos, parecían darme las
gracias por haberles devuelto a su pequeña. A continuación, la grulla que me
visitó aquel día agitó el cuello. Algo brillaba en su pico. Intrigado me
acerqué a ella y descubrí que llevaba una medalla… la medalla de mi hijo.
La emoción no me dejaba pensar con claridad. La grulla se
alejaba sin dejar de mirarme, y parecía querer decirme que la siguiera. Fui al
embarcadero y arranqué la motora. La grulla alzó el vuelo y yo la seguí por el
lago. En uno de los recónditos parajes de difícil acceso, el ave se posó en un
árbol. Muy cerca, debajo, en el agua, estaba el cuerpo de mi hijo.