Tuesday, August 14, 2018

The Handkerchief Thief - El ladrón de pañuelos


The handkerchief thief

The handkerchiefs contain the feelings of tears, and have also at some point enveloped the laughter of innocent souls and the unparalleled perfume of their purity.
Therefore, someone who cared very much for the laughter of his secret love tried one day to steal a handkerchief that her owner had carelessly dropped on the floor.
“I'm sorry. You dropped your handkerchief.”
Someone had stepped forward and returned the garment to the embarrassing young woman.
He didn't care. I'd keep trying until I got that handkerchief in his hands. That's why, day after day, he watched his beloved's movements thinking of the perfume on her handkerchief.
Until one day, without expecting it, someone behind his back called him.
“Hello, Juan.”
He winced, for that voice contained all the nuances of the universe. I couldn't answer.
“He... he.... hello.”
I've come to give you the handkerchief you've been chasing all these months.
More than fifty years have passed, and Juan always carries that handkerchief in his pocket. She went away, and when he remembers her, he caresses the handkerchief and through the scent of that handkerchief gives her most delicate thought .



El ladrón de pañuelos

Los pañuelos contienen los sentimientos de las lágrimas, y también en algún momento han envuelto las risas de almas inocentes y el perfume inigualable de su pureza.
Por eso, alguien a quien le importaban mucho las risas de su secreto amor, intentó un día robar un pañuelo que descuidadamente su dueña había dejado caer al suelo.
-Perdón. Se le ha caído el pañuelo.
Alguien se le había adelantado y restituido la prenda a la azorada joven.
No le importó. Seguiría intentándolo hasta conseguir tener aquel pañuelo entre sus manos. Por eso, un día tras otro vigilaba los movimientos de su amada pensando en el perfume de su pañuelo.
Hasta que un día, sin esperarlo, alguien a su espalda le llamó.
-Hola, Juan.
Dio un respingo, porque aquella voz contenía todos los matices del universo. No acertaba a responder.
-Ho… ho… hola.
-Vengo a regalarte el pañuelo que llevas persiguiendo todos estos meses.
Han transcurrido más de cincuenta años, y Juan siempre lleva ese pañuelo en su bolsillo. Ella ya no está, y cuando la recuerda, acaricia el pañuelo y a través de su perfume le dedica el pensamiento más delicado.

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