A Christmas Tale For Childs
These were
the last days of 1899. A girl was leaning against the wall, tired. The snow was
covering his scarce clothes, and his little trembling hand stretched asking for
an alms. A horse carriage stopped in front of her. The coachman hurried to open
the door, and an old man, with some difficulty, descended from the carriage.
“Hello little girl.”
“Sir...”
“I am
coming to get you.”
“Why?”
“It's
Christmas Eve and I want you to come to dinner with my family.”
A smile was
drawn on the girl's face. The old man took her by the hand and helped her into
the carriage. When they reached the palace, a maiden escorted her to a large
room. After bathing her in hot water, she helped her put on a beautiful pink
dress that was on a large bed. That Christmas Eve was very special.
The next
day, the girl told the old man:
“I must go.
Thank you very much for your kindness. You are a wonderful family.”
And the old
man answered her:
“I have a
surprise for you. My grandson confessed to me that you saved his life a few
days ago. If you hadn't intervened, he'd have been hit by a carriage. We don't
want you back on the streets. We wanted to ask you to stay with us. So you
enrich our lives with your smile. Please, just stay.”
And that's
how the little girl found a home that would change the rest of her life.
Un cuento infantil de
Navidad
Eran los últimos días del año 1899. Una niña se apoyaba en
la pared, cansada. La nieve cubría sus escasas ropas, y su manecita se extendía
temblorosa pidiendo una limosna. Un carruaje de caballos se paró delante de
ella. El cochero se apresuró a abrir la puerta, y del carruaje descendió con
dificultad un anciano.
-Hola pequeña.
-Señor…
-He venido a buscarte.
-¿Por qué?
-Es nochebuena y quiero que vengas a cenar con mi familia.
Una sonrisa se dibujó en la cara de la niña. El anciano la
cogió de la mano y la ayudó a subir al carruaje. Cuando llegaron al palacio,
una doncella la acompañó a una gran habitación. Después de bañarla con agua
caliente, le ayudó a ponerse un precioso vestido rosa que había sobre una gran
cama. Aquella nochebuena fue muy especial.
Al día siguiente, la niña le dijo al anciano:
-Debo irme. Muchas gracias por su amabilidad. Son ustedes
una gran familia.
Y el anciano le respondió:
-Tengo una sorpresa para ti. Me ha confesado mi nieto que hace
unos días le salvaste la vida. Si tu no hubieras intervenido le habría
atropellado un carruaje. No queremos que vuelvas a las calles. Te queríamos
pedir que te quedaras con nosotros. Así enriqueces nuestras vidas con tu sonrisa.
Por favor, quédate.
Y así fue como la pequeña encontró el hogar que cambiaría el
resto de su vida.
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