Uvas
La navidad nunca fue una de sus celebraciones preferidas. Lo
de reunirse todos, el alboroto de los niños, las inevitables tensiones entre
miembros de la familia, le hacían ponerse en guardia frente a esos días tan ‘especiales’.
Sus hermanas, casadas con un banquero y un empleado de la construcción,
le habían traído siete hermosos sobrinos, y cuando se reunían, la convivencia
se convertía en un calvario.
Sin embargo, esta vez iba a ser distinto. Volvía su hermano
de Estados Unidos y hacía más de diez años que no se veían. Tenía ganas de
recuperar aquellas interminables y deliciosas charlas en las que intentaban
desentrañar los secretos del mundo.
La noche de fin de año, estaban todos sentados a la mesa,
una larga y abigarrada mesa en la que no faltaba de nada. Su hermano había traído
las uvas del valle de Napa. Antes de que ocurriera aquel trágico incendio. Cada
comensal tenía en su plato doce uvas, unas rojas y apetecibles uvas en trece pequeños
platos, preparadas para comerlas mientras sonaban las campanadas.
El día de año nuevo, una sirena de policía alertaba al
vecindario. Trece cuerpos yacían en el suelo del salón comedor. Un sobre en el
aparador contenía una nota: ‘Mi hermano trajo unas hermosas uvas para celebrar
el fin de año. Como no quería que se volviera a ir, inyecté en todas las uvas
un veneno mortal. Ahora todos descansaremos juntos en el panteón familiar’.
Grapes
Christmas was never one of his favorite celebrations. The
reunion of all, the children's
uproar, the inevitable tensions between the members of the family, made him
stand guard in the face of those “special” days.
His
sisters, married to a banker and a construction worker, had brought him seven
beautiful nephews, and when the family reunies, the coexistence become an
ordeal.
However,
this time it was going to be different. His brother was going to come back from
the United States and they had not seen each other for over ten years. He
wanted to recover the interminable and delicious talks in which they tried to
unravel the secrets of the world.
On the
night of the end of the year, they were all seated at the table, a long and
full of foods table in which nothing was missing. His brother had brought the
grapes from the Napa Valley, he had bought them before that tragic fire
destroyed grape plantations. Each diner had on his or her plate twelve grapes, red and
appetizing grapes on thirteen small plates, prepared to eat them while the
bells rang.
On New
Year's Day, a police siren alerted the neighborhood. Thirteen bodies lay on the
floor of the dining room. An envelope on the sideboard contained a note: “My
brother brought some beautiful grapes to celebrate the end of the year. Since I
did not want he leave me again, I injected in every grape a deadly poison. Now
we will all rest together in the family's pantheon.”
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