Saturday, October 7, 2017

Entalpía - Enthalpy

Entalpía

Caos, eso fue lo que me encontré en la empresa cuando volví de un viaje de trabajo. Las secretarias estaban en huelga de brazos caídos, los vendedores prácticamente habían abandonado sus obligaciones, los consejeros y mandos habían sucumbido a la desesperación y la cadena de producción había bajado su rendimiento en más de un cincuenta por ciento.
Mis instrucciones fueron claras antes de partir para el viaje de dos semanas a Extremo Oriente: ‘Todo debería permanecer inalterado, independientemente de cual fuera el resultado del proceso soberanista’. Somos una empresa internacional y muchos de nuestros clientes están repartidos por todo el mundo.
Pero la realidad había superado todas las expectativas. Con el proceso soberanista los pedidos empezaron a llegar por miles, desde todos los puntos del país y también del extranjero. Al mismo tiempo, una procesión de empresas había empezado a cambiar su sede social a otros lugares del país buscando mayor seguridad jurídica, huyendo de la incertidumbre sobre el futuro que estaba ocasionando la situación.
En nuestra empresa, los pedidos se habían multiplicado por mil y nosotros no estábamos dando respuesta a tanta demanda. Tuve que poner todo patas arriba. Hacer que la cadena de producción se pusiera en marcha a toda velocidad, reprender a las secretarias y al mismo tiempo darles ánimos, y hablar con convicción a los mandos para infundirles esperanza. En unas horas todo cambió. Cada una de las personas de la empresa se comprometió con la idea de ayudar para cumplir con los compromisos asumidos con los clientes.
No les he dicho a qué se dedica mi empresa. Fabricamos sueños, y los pedidos estaban muy claros: Conseguir que vivamos en paz y concordia entre todos, porque juntos somos mejores.



Enthalpy

Chaos, that's what I found in the company when I got back from a work trip. The secretaries were on a sit-down strike, the salesmen had practically abandoned their duties, the counselors and commanders had succumbed to despair, and the production line had dropped its performance by more than fifty percent.
I announced clearly my instructions before I left for the two-week trip to the Far East: “Everything should remain unchanged, no matter what the outcome of the sovereignist process.” We are an international company and many of our clients are spread all over the world.
But reality had surpassed all expectations. With the sovereignist process the purchase orders began to arrive for thousands, from all the points of the country and also from abroad. At the same time, a procession of companies began to change the headquarters to other parts of the country looking for greater legal security, fleeing uncertainty about the future that the situation was causing.
In our company, purchase orders had multiplied by a thousand and we were not responding to so much demand. I had to put order in everything. Make the production chain went at full speed, reprimand the secretaries and at the same time giving them encouragement, and speak with conviction to the managers to give them hope. In some hours everything changed. Each one of the people of the company was committed to the idea of helping to fulfill the commitments assumed with the clients.

I have not told you what my business is. We make dreams, and the purchase orders were very clear: Getting to live in peace and harmony among all, because together we are better.

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