El trastero
Los espíritus son propensos a habitar partes de la casa poco
respetables. Ocupan el trastero por ejemplo, donde hay mil chismes misteriosos
e inservibles, entre los que se encuentra mi matrimonio. Yo me llevo muy bien
con esos espíritus, impregnados de esas cosas antiguas. Cuando tengo tiempo,
subo al desván y me dedico a charlar con ellos. Me hablan de sus experiencias,
de las almas de los seres inanimado que
les rodean, de cómo cada uno de los objetos les desvela sus secretos. Se enteran
de a quienes pertenecieron, de las vibraciones que aún conservan de sus dueños
y, lo más importante, del futuro.
Por eso, les pregunté por dónde va a transitar el futuro de
mi matrimonio, y la respuesta fue lapidaria. Mi matrimonio no tenía futuro.
Pobre Blanca, con lo empeñada que estaba en que volviéramos a probar suerte. Las
confesiones de los espíritus son verdades absolutas, así que le comentaré a mi
mujer que procure buscar cuanto antes a mi sustituto.
The Store Room
Spirits are
prone to inhabit parts of the house that are not respectable. They occupy the
store room for example, where there are a thousand mysterious and useless
gossip, among which is my marriage. I get along very well with those spirits,
impregnated with those old things. When I have time, I go up to the attic and
chat with them. They tell me about their experiences, about the souls of the
inanimate beings surrounding them, about how each of the objects reveals its
secrets. They learn about the dead people who owned the objects, the vibrations
they still have of their owners and, most important, they know the future.
That's why
I asked them where the future of my marriage is going, and the answer was
lapidary. My marriage had no future. Poor Whitney, determined we were to try our
luck again. Confessions of the spirits are absolute truths, so I will comment
to my wife who she must look for a man who takes my place.
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