Esposas extraordinarias
Es muy difícil ser la esposa de un dictador. Además de todas
las obligaciones de casa, hay que darle instrucciones al marido para que dirija
bien el país. Es una tarea agotadora. Y luego está el tema de la prensa. Son como
buitres, siempre haciendo declaraciones ofensivas. Por otra parte, y después de
embarcarnos en obras benéficas se nos tacha de hipócritas. Y finalmente, cuando
nos gastamos nuestro dinero, inmensas cantidades de dinero para poder vivir
mejor, se nos dice que ese dinero no es nuestro, después de habernos preocupado
de tenerlo a buen recaudo fuera del país y del esfuerzo que supone amasar esas
cantidades de dinero. Somos unas incomprendidas.
Extraordinary wives
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