Desierto (1)
La sombra de Imhotep, la pirámide escalonada, se proyectaba sobre la llanura de Saqqara, en Menfis. La luz nocturna, sus sombras y el embrujo de la noche, inducían a imaginar la historia del chaty del faraón Zoser, al tiempo que nuestros sentidos se intentaban concentrar en las explicaciones del guía sobre la construcción de la pirámide. Para esta visita nocturna a la necrópolis tuvimos que solicitar un permiso especial a las autoridades egipcias, que nos hicieron acompañar por dos funcionarios del gobierno.
Era medianoche. Ocurrió de forma inesperada. Estábamos situados
en el lado oeste de la pirámide, cuando un gran resplandor procedente del lado este inundó el cielo
desapareciendo instantes después. El resplandor se produjo sin explosión ni
sonido alguno. En pocos minutos, varios coches de policía con un estruendo de
sirenas llegaron donde estábamos. Uno de los policías bajo de coche y dirigiéndose
a uno de los funcionarios le preguntó qué había pasado. El jefe de nuestra
delegación se dirigió al policía pero éste, con un rápido ademán le indicó que
no hablara. Nuestra misión consistía en conocer más a fondo los secretos de la
pirámide y en los horarios en los que nadie pudiera perturbar nuestro trabajo.
Cuando el policía y el funcionario terminaron de hablar,
éste se dirigió al jefe de la misión y le comentó que lo que había ocurrido era
una señal que indicaba que nadie debería traspasar las puertas de la cámara
funeraria bajo ningún concepto. El jefe
de la misión lo consideró un ardid para disuadirnos de la idea de visitar la
tumba del faraón Zoser. Sin embargo las instrucciones de nuestro gobierno eran
determinantes. Había que obtener información del interior de la cámara y
proceder a realizar un escáner de la momia para descubrir el estado del cadáver
y los objetos que pudieran acompañarlo.
La determinación de nuestro objetivo era clara, así que se
le indicó al funcionario que íbamos a entrar en la cámara. Éste, con el rostro desencajado
nos dijo que él y su compañero no iban a entrar, y qué ellos tenían que
supervisar nuestro trabajo, lo que significaba que no podíamos acceder solos al
recinto. Hicieron una llamada a sus superiores y después de un rato apareció un
coche del que descendió una joven que se dirigió a nosotros en nuestro idioma y
nos indicó que sería ella nuestra acompañante.
Desert (1)
The shadow of Imhotep, the stepped
pyramid, projected itself onto the plain of Saqqara in Memphis. Nightlight, its
shadows and the spell of the night, self induced an imaginary story of the
Pharaoh Zoser' chaty, all while our senses concentrated on the guide's
explanations of the construction of the pyramid. For this nocturnal visit to
necropolis we required special permission from the Egyptian authorities, who
made us accompany by two government officials.
It was midnight. It happened unexpectedly. We were
situated on the west side of the pyramid, when a great glow from the east side
flooded the sky disappearing moments later. The glow came without any explosion
or sound. In a few minutes, several police cars with a siren rumble reached us.
One of the policemen under the car and directed by one of the officials asked
what had happened. The head of our delegation went to the police but this, with
a quick gesture the indicator that did not speak. Our mission was to learn more
about the secrets of the pyramid and about the times when no one could disturb
our work.
When the police and
the officer finished speaking, this directed the head of the mission and the
comment that what happened was a sign that indicated that nobody had to cross
the doors of the camera. The chief of the mission considered it a ruse to
dissuade us from visiting the tomb of Pharaoh Zoser. However, the instructions
of our government were decisive. Information had to be obtained from the
interior of the chamber and the procedure of performing a mummy scan to discover
the condition of the corpse and the objects that could accompany it.
The
determination of our goal was clear, so it shows the official wanting to enter
the camera. This one, with the disjointed face told us that he and his
companion were not going to enter, and what they have to supervise our work,
which meant that they could not access alone to the enclosure. They made a call
to their superiors and after a mouse appeared by car from which they descended
a young woman who addressed us in our language and pointed us to
No comments:
Post a Comment
minutorelatos.blogspot.com