Lilith and Benfold
But Benfold didn't reveal the whole truth to Huntington.
Lilith had initiated a plan to return home, directly involving Benfold. What
Huntington ignored was that Lilith and Benfold were old friends. Their
friendship dated back to the time when Gorga had not been exploited by bird
men.
Returning to the facilities that Huntington had built with
great effort, the lights, bright at certain times and dim at others,
accompanied the beings of the animalarium. Thus, by means of a code inserted in
the beams of light, they were programmed to perform certain actions or develop
abilities such as speech or telepathy.
When Huntington learned of the existence of small beings, he
did not lose an instant to begin his search. He was a systematic man and began
his inquiries through the garden. It did not occur to him that they could be
hidden in the dog house, nor did he relate the escape of the dog with the
presence of small beings. His intuition was telling him that they would not
have dared to enter the house, so they had to be in any part of the garden, a
large expanse of land in the center of which was the animal facility, a much
larger construction than the house, located in a small hill near the city.
Lilith y Benfold
Pero Benfold no le reveló toda la verdad a Huntington.
Lilith había iniciado un plan para volver a casa, que implicaba directamente a
Benfold. Lo que ignoraba Huntington era que Lilith y Benfold eran viejos
amigos. Su amistad se remontaba a la época en la que Gorga no había sido
explotado por los hombres pájaro.
Volviendo a las instalaciones que Huntington había ido
levantando con mucho esfuerzo, las luces, brillantes en ciertos momentos y tenues
en otros, acompañaban a los seres del animalario. Así, mediante un código
insertado en los haces de luz, se les programaba para realizar determinadas
acciones o desarrollar capacidades como el habla o la telepatía.
Cuando Huntington supo de la existencia de los pequeños seres,
no perdió un instante para comenzar su búsqueda. Era un hombre sistemático y
empezó sus indagaciones por el jardín. No se le ocurrió que podían estar
ocultos en la caseta del perro, ni relacionó la huida del can con la presencia
de los pequeños seres. Su intuición le decía que no se habrían atrevido a
entrar en la casa, así que debían andar por el jardín, una gran extensión de
terreno en cuyo centro se encontraba el animalario, una construcción mucho más
grande que la casa, situada en una pequeña colina cerca de la ciudad.
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