Saturday, March 5, 2016

La herencia

Era un personaje singular. Desde muy pequeño había tenido la habilidad de descubrir las debilidades de las personas con las que trataba a menudo, y aprendió a sacar el máximo partido en sus relaciones con los demás.
Cierto día, estaba en una terraza con un amigo al que trataba de embaucar para que le hiciera un trabajo sucio. De repente se dio cuenta de que alguien le observaba desde el otro lado de la calle. Se quedó lívido al reconocer a un antiguo socio al que había estafado. No sabía qué hacer. Volvió la cabeza, le balbuceó algo a su amigo y se levantó rápidamente para tratar de escapar en dirección contraria a la que había visto a su socio. No tuvo tiempo. Él ya había llegado a su altura y le llamaba por su nombre. Aterrado se dio la vuelta y su socio con una sorprendente cara de felicidad le abrazó efusivamente.

-Querido amigo, no sabes lo feliz que soy al verte de nuevo. ¿Te acuerdas de aquellos terrenos que me vendiste a un precio muy barato? Debido a un error burocrático, esos terrenos no estaban inscritos a tu nombre en el registro de la propiedad, sino al de un funcionario que había muerto sin familia, y además su extensión era diez veces la que me habías vendido. El dueño había dado instrucciones para que se abriera su testamento si aparecía alguien interesándose por esos terrenos. Sorprendetemente en el testamento se declaraba que esos terrenos pasaran a manos de la persona interesada. Esos terrenos son urbanizables, así que gracias a ti soy rico.